lunes, 20 de octubre de 2014

Conclusión


La Ética y los Valores en los profesionales del siglo XX1



Tanto la ética como los valores en los profesionales son lo que le dará el éxito de sus esfuerzos. 

Al nivel de docente un profesor tendrá su éxito: mediante sus actos y enseñanzas incluyendo el amor, respeto, puntualidad, tolerancia, paciencia y demás. 

Los estudiantes necesitan un buen ambiente, en donde se sientan cómodos, para desarrollar sus pensamientos, opiniones, trabajos, y exámenes con excelencia. 

Así mismo como el se comporte con los estudiantes ellos se comportaran con él. 

Factores que influyen en el individuo al tomar decisiones éticas

La Ética Profesional es importante porque ayuda a los profesionales a reflexionar los dilemas éticos específicos que le plantea su práctica y constituye además un aporte a toda persona que descubra la necesidad de emprender este camino de progresiva humanización.

Todo trabajador tiene o debe desarrollar una ética profesional que defina la lealtad que le debe a su trabajo, profesión, empresa y compañeros de labor. Villarini (1994) describe que "la ética de una profesión es un conjunto de normas, en términos de los cuales definimos como buenas o malas una práctica y relaciones profesionales. El bien se refiere aquí a que la profesión constituye una comunidad dirigida al logro de una cierta finalidad: la prestación de un servicio".

 Señala, además, que hay tres tipos de condiciones o imperativos éticos profesionales: competencia - exige que la persona tenga los conocimientos, destrezas y actitudes para prestar un servicio al cliente - la actividad profesional sólo es buena en el sentido moral si se pone al servicio del cliente solidaridad - las relaciones de respeto y colaboración que se establecen entre sus miembros.

Para lograr en los empleados una conciencia ética profesional bien desarrollada es que se establecen los cánones o códigos de ética. En éstos se concentran los valores organizacionales, base en que todo trabajador deberá orientar su comportamiento, y se establecen normas o directrices para hacer cumplir los deberes de su profesión.

En virtud de la finalidad propia de su profesión, el trabajador debe cumplir con unos deberes, pero también es merecedor o acreedor de unos derechos. Es importante saber distinguir hasta dónde él debe cumplir con un deber y a la misma vez saber cuáles son sus derechos. En la medida que él cumpla con un deber, no debe preocuparse por los conflictos que pueda encarar al exigir sus derechos.

Lo importante es ser modelo de lo que es ser profesional y moralmente ético. Por ejemplo, un deber del profesional es tener solidaridad o compañerismo en la ayuda mutua para lograr los objetivos propios de su empresa y, por consiguiente, tener el derecho de rehusar una tarea que sea de carácter inmoral, no ético, sin ser víctima de represalia, aun cuando esto también sea para lograr un objetivo de la empresa.

Al actuar de esa manera demuestra su asertividad en la toma de decisiones éticas, mientras cumple con sus deberes y hace valer sus derechos. Además, demostrará su honestidad, que es el primer paso de toda conducta ética, ya que si no se es honesto, no se puede ser ético. Cuando se deja la honestidad fuera de la ética, se falta al código de ética, lo cual induce al profesional a exhibir conducta inmoral y antiética.


Hay tres factores generales que influyen en el individuo al tomar decisiones éticas o antiéticas los cuales son:

    Valores individuales - La actitud, experiencias y conocimientos del individuo y de la cultura en que se encuentra le ayudará a determinar qué es lo correcto o incorrecto de una acción.
    Comportamiento y valores de otros - Las influencias buenas o malas de personas importantes en la vida del individuo, tales como los padres, amigos, compañeros, maestros, supervisores, líderes políticos y religiosos le dirigirán su comportamiento al tomar una decisión.
    Código oficial de ética - Este código dirige el comportamiento ético del empleado, mientras que sin él podría tomar decisiones antiéticas.




Importancia y necesidad de la Ética Profesional

Estamos en una época en que de nuevo se vuelve a caer en la cuenta de que la ética está por encima y es la que tiene que guiar a la ciencia en su capacidad de servir a la humanización del hombre.

Es posible que la ciencia brinde los medios y el conocimiento para construir una estación aeroespacial, pero es la ética la que juzgará si es lícito o no el usarla o el desarticularla.

La ciencia, -si quiere ser tal- es ciega pero no neutra.

No es neutra ni en los usos que se le pueda dar, ni en los medios que utiliza para alcanzar su fin, que es el conocimiento. Desde la física o la biología -en las que los mismos métodos de observación que se usan "construyen" una realidad diferente según los que sean,- hasta las ciencias de la comunicación social -en las que la forma de presentar la noticia muchas veces deforma una "realidad" de acuerdo a lo que le interesa al periodista-, es evidente que el riesgo de manipular la realidad para los intereses valorativos del ser humano, es un hecho que acecha permanentemente cualquier area del saber y de la acción humana.


Estamos pues, en un mundo en el que cada vez se hace más necesaria la clarificación de los dilemas éticos que presenta la acción humana.


 El siglo XXI será probablemente el siglo de la ética. Y eso, por múltiples factores.
    Los avances de la bio-medicina: especialmente de la tecnogenética, que introduce en la conducta del hombre capacidades insospechadas de manipulación de la naturaleza biológica y humana que hasta ahora no eran posibles. Si hasta el momento la evolución de las especies se producía por mecanismos más o menos naturales, ahora el hombre es capaz de romper esas barreras e intervenir en las mismas leyes que gobiernan la evolución. ¿Vale la pena que nos preguntemos por cual debe ser el límite adecuado para esta intervención? ¿O seguiremos pensando que el valor absoluto y por encima de todo es el avance del conocimiento por sí mismo? ¿Acaso es "bueno" para el hombre que el conocimiento se convierta en un fin en sí mismo, y ponga en riesgo otro valor -que a mi juicio es mucho más importante-: la convivencia armónica entre los seres humanos? Hace unos años nos parecían asuntos "teóricos" o propios de los países desarrollados ciertos problemas éticos provocados por el avance de la ciencia y de la tecnología. Ahora, el hecho de que caiga lluvia ácida en países subdesarrollados, la extinción de especies animales y otros temas similares no son ninguna novedad. Que un país haya desarrollado tecnología para tener niños por fecundación in vitro no es ya noticia porque estos procedimientos ya forman parte de los tratamientos que se plantean normalmente a las parejas estériles.

    Pronto será posible diagnosticar por medio del análisis cromosómico de una muestra de sangre periférica, a costos accesibles a cualquier madre, las características genéticas del niño que pocos días atrás ha sido concebido.

    La caída del sistema económico centralizado de los países del este, y su sustitución por otro de mercado. El año 1989 va a pasar a la historia como pasó a ella la revolución bolchevique de 1917 o la revolución francesa de 1789. Podría pensarse ingenuamente que de ahora en adelante entramos en una era en que, el precio fijado por la oferta y la demanda será lo único que determine el verdadero "valor" de las cosas y de las acciones humanas. En la práctica, la ética de la sociedad capitalista es "tanto tienes, tanto vales".



 




martes, 7 de octubre de 2014

Valor? ó Valor ético?

Un valor, sea o no sea ético, es “algo que tiene una importancia” porque “nuestra voluntad se la ha dado” por uno o por otro motivo, o por una u otra causa (costumbre, educación, prejuicio, presión circunstancial o social, etc.), y sirviendo para algo (para intereses de Estado, económicos, religiosos, sociales, individuales, etc.); por lo que, concebido de una u otra manera por la voluntad -manipulada interesadamente o no-, siempre protege a algo más o menos minoritario o mayoritario: de uno, de unos, de pocos, de muchos, de casi todos, de todos y, también -si es un bien natural-, de esto o de todo.

En cambio, un valor ético ya tiene una pretenciosa finalidad constante, o determinada ante cualquier causa porque se ha considerado o demostrado racionalmente que es imprescindible para todos, por encima de los intereses que “temporalmente” se muevan en la sociedad.

Conque es un valor que sirve al vivir común y al convivir mejor de todo y de todos; ciertamente, ya es algo que se aleja de la manipulación -en una renuncia propia y social- porque concierne únicamente a la conciencia del ser humano por una lealtad a una coherencia de la responsabilidad constante que ha de tener -siendo, así, equilibradamente beneficiosa- en toda su vida.


¿Cómo distinguir un valor ético del que no lo es?

Se ha aclarado que un valor ético ha de ser “del bien común” o beneficiar a todos; pues bien, para que eso sea posible, cualquiera o todos deben tener las capacidades o las cualidades que realmente lo alimenten; quiero decir, como es “del bien común”, en responsabilidad todos deben poder desarrollarlo. En pro de eso, evidente es que el valor ético radica no más que en las propiedades “connaturales” de todos los seres humanos, sin excepción o indiscriminadamente.


Ahí está la primera infalible prueba, la amistad todos la pueden desarrollar, nadie, absolutamente nadie es ajeno a ella ni, aun, tiene una total incapacidad para no cultivarla. En efecto, siempre en algo, la amistad, el amor, la sinceridad, la comprensión, la solidaridad, etc., “son de todos “o todos pueden alimentarlos (con más o menos ayuda de los poderes fácticos y educacionales).
Por el contrario, “ser rico” no, nunca, es un valor ético en cuanto que siempre, para que haya un “ser rico”, por obligado ha de existir un “ser pobre”; a ver, es una cualidad por “tener” lo no “connatural” que se sustenta, en verdad, en que “el otro no la tiene”.


No nos engañemos, “explotar”, “mandar”, “recibir”, “ordenar”, “callar”, “dirigir”, etc. imponen estados de privilegio -muchas veces de superioridad- que siempre excluyen a otros; y no, nunca, “pedir” -a todos-, “proponer” -a todos-, “mirar” -a todos-, “convencer” -a todos-, “razonar” -a todos o contando con todos-, etc. Para estos tiempos del “todo vale”, precisamente acabo de aclarar – a todos y contando con todos- lo que es... “verdad”: razonar sin excluir o ningunear el razonar -o la contraargumentación- de nadie.


Y, dicho eso y por último, ¿qué es un principio ético? Pues el ponerle “un principio de vida” (un “origen de donde partir”) o un lema a tus acciones de un valor ético en concreto; de “verdad” sería “un amor o un defender la verdad”, de la “honradez” sería “aceptar sólo un merecer justo”, del amor sería “sé bueno y no mires a quién”, de la “tolerancia” sería “vive y deja vivir”, de la “amistad” sería “considera lo que te ha dado y perdona sus defectos”, de la “solidaridad” sería “comprende primero la necesidad” -porque no haya un irresponsable derroche-, etc. Por supuesto, un principio es empezar, no llevarlo “de palabra” a la radio para que quede de adorno como “el que no sabe de la cosa”.


Sobre todos los valores éticos, he de señalar lo más importante, esa base que los esencializa, que los virtualiza para que cada uno sea coherente con los demás: es el "reconocer". Si no se reconocen a esos valores mismos pues, sin más, son interesadamente no éticos. Si no se reconoce la dignidad de todo lo que vive, en efecto, es imposible que se le practique algún valor ético. Si no se reconoce al que demuestra, el valor de la "verdad" es humillado y humillada "la verdad del amor", "la verdad de la solidaridad", etc. Si no reconoces un hecho en concreto, ese hecho siempre recibe por ti un desprecio -de que exista como todo- y, asimismo, una miserable negación de la realidad. Si no reconoces a tu padre, imposible es que puedas ser honesto con cualquier otra dignidad.

Uno u otro valor nunca se pueden utilizar para excluir a los otros; sin duda, por cuanto que un dictador podría alardear de practicar mucho el valor de la "amistad", cierto -a conveniencia-, pero a costa de los otros valores y, así, negándolos.Los valores éticos se sustentan en el campo de lo moral; en la vida de alteridad y en el encuentro con los demás, con sigo mismo y con lo que nos rodea. Los valores éticos realzan la libertad del ser humano; nos ayudan a guiar nuestras acciones y elecciones individuales.

La ética profesional y la responsabilidad social











Que es la Ética?





Es la disciplina que trata de la valoración moral de los actos humanos y es el conjunto de principios y de normas morales que regulan la actividad humana.
Ética del griego “ETHOS” y moral del latín “MOS, MORIES”, costumbre o modo de comportarse.
 Valores Morales de un Profesional
Honor
Deber
Responsabilidad  
Lealtad
Honradez
Pulcritud
Paz
Honor : Calidad moral que nos obliga al cumplimiento de nuestros deberes.
Deber : Todo aquello a que estamos obligados a hacer.
Responsabilidad : Obligación moral de cumplir con nuestros cargos o tareas.
Lealtad : Condición que nos obliga a ser fieles con nuestros semejantes, incapaz de traicionar a nadie.
Honradez : Nos obliga a tener una conducta recta.
Pulcritud: Esmero en el aseo personal y en el trabajo, delicadeza en el bestir y en el hablar.
Paz: Demostración de tranquilidad, armonía, reconciliación y serenidad.

La Ética combate toda actitud negativa del hombre.
La Ética debe considerarse como disciplina para la vida, pues nos obliga a realizar nuestras labores con eficiencia y mantener una actitud de rechazo a todo lo que minimice nuestra dignidad, pues su vida no viene con dignidad y moral, si no que debe de construirla con dignidad y moral.
La personalidad moral se va definiendo a través de cada uno de los actos humanos .
El comportamiento ético no es un problema de normas del hombre que realiza o destruye a través de las obras, si no por la formación moral.
EL hombre que conoce la carrera que ha elegido y ayudado por una buena formación ética, esta llamado a triunfar en el desempeño de sus actividades.
Toda profesión lleva sobre los hombros grandes deberes y grandes responsabilidades.
Todo profesional esta obligado a amar la verdad y a practicar el bien.
Todo el que tiene sentido de su dignidad profesional debe empezar por respetarse asi mismo, no ofreciendo nunca ni un su vida privada, ni en su vida profesional, motivos de escándalo.
Todo profesional debe mantener a raya sus pasiones y ser un ejemplo bueno de buen comportamiento o un comportamiento ético.
Una buena actuación “Ética” es al mismo tiempo una buena actuacion profesional
La ética es una exigencia de la persona, cualquiera que sea su trabajo . La conducta es la manera con que los hombre gobiernan su vida y rigen las acciones.
El hombre es un ser libre capaz de autodeterminarse y actúa según una elección.
La Ética esta compuesta por la moral, el derecho y los convencionalismos sociales.
Una conducta será éticamente positiva cuando el hombre encamine su vida conforme a las costumbres sociales y normas jurídicas vigentes por lo tanto debería conducirse de acuerdo al bien y evitar rigurosamente el mal .
Todo profesional confronta problemas en su vida diaria, no solo en el trabajo, sino con todas las personas que le rodean, en la calle, en el hogar, en la sociedad, donde quiera que se cometa un error, reluce la frase “Y es un profesional” siempre se pone en tela de juicio su conducta.
Nuestra formación moral se va formando con el tiempo en el hogar, en la primaria, en la secundaria y en la universidad, solo esto no basta ya que los conocimientos que adquirimos forman una generalidad y el profesional debe combinar esa generalidad con su formación profesional o sea un alto grado de conocimiento que se le inculca a un individuo de la sociedad dotándolo de un interés particular en su profesión que se va a reflejar en su desempeño diario en la vida.
El profesional sin carácter puede tender a caer como cientos de profesionales en la mediocridad.
El carácter no se forja solamente con un titulo pues este es como el “Adorno” de la profesión.
Si queremos triunfar en la vida como personas y como profesionales y si queremos que no nos critiquen por nuestros actos, apliquemos la “ETICA” en todas partes, en el trabajo, en la sociedad, en la familia, en la iglesia. Etc.

Los valores en los profesionales del siglo XXI









Los valores en la formación profesional
El acelerado avance científico y tecnológico genera nuevas complejidades en las organizaciones y sistemas productivos, las cuales producen transformaciones en todos los ámbitos y sectores de la sociedad, originando un cambio social y cultural irreversible. Costumbres arraigadas se debilitan, normas y modelos de conductas se transforman con relativa celeridad hacia nuevas relaciones sociales que es preciso afrontar con valores y actitudes que den respuesta al cambio orientándolo hacia el progreso humano.
De lo anterior se deduce que la universidad tiene que formar un profesional con capacidad para enfrentar el reto de la época contemporánea, con conocimientos científicos y técnicos idóneos, portador de valores humanos para un óptimo desempeño como miembro de la sociedad, con una proyección vivencial y laboral que combine las competencias laborales con las cualidades personales.
La educación en valores en la Educación Superior debe encaminarse fundamentalmente a la formación y al desarrollo de valores profesionales, entendidos éstos como los valores humanos contextualizados y orientados hacia la profesión. Sus significados se relacionan con los requerimientos universales y los particulares de la profesión. Constituyen rasgos de la personalidad profesional y contribuyen a definir una concepción integral del ejercicio de la profesión.
La educación en valores en la formación profesional es el proceso de humanizar e intencionar lo social de la profesión en las competencias profesionales. Significa desarrollar la personalidad profesional integral, mediante la modelación del ejercicio profesional en el proceso docente y en toda la vida universitaria para el desarrollo de los futuros modos de actuación profesionales.
Para ello el modelo o aspiración de competencias y actitudes profesionales debe estar definido y debe tener un carácter pluridimensional, que abarca las siguientes dimensiones a desarrollar: intelectual, técnica, ética, estética, política y otras según la profesión, y de otros factores a considerar.
Algunas de las razones que justifican la educación en valores en la formación profesional son:
La imagen que de la ciencia y de la tecnología existe en los futuros profesionales, que varía según las concepciones y paradigmas con que se interpreten y comprendan dichos procesos, producto de los contenidos de la carrera: conocimientos, enfoques, habilidades, relaciones, comportamientos de los docentes, estilos y maneras de determinar y solucionar problemas de la vida universitaria en general.
La adaptación de los diseños curriculares de las carreras a los cambios científico-tecnológicos y sociales, y su reflejo en los objetos y de los modos de actuación de los futuros profesionales.
El contenido de la formación profesional se refiere a la cultura que debe alcanzar un profesional para ejercer adecuadamente su profesión, y que abarca no sólo los conocimientos científicos y tecnológicos necesarios que respondan a esa rama y objeto del saber y saber hacer específicos, sino a una cultura profesional como resultado de un tipo específico de educación científico-tecnológica, entendida ésta como: el proceso continuo de adquisición de conocimientos teóricos y prácticos y de formación de valores en relación con la práctica tecnocientífica, que propicie una actitud crítica de los aspectos contradictorios presentes en las relaciones entre la actividad científico-tecnológica y las otras formas de actividad social.
La cuestión no estriba en la mayor o menor información que un profesional posea, sino en los principios y las concepciones que éste posea para comprender a la sociedad y, en ella, el lugar de su profesión para gestionar adecuadamente la ciencia a la tecnología.
En estas condiciones la formación integral y especializada son dos pilares de la profesionalidad. De ahí que la formación sociohumanista en particular adquiera mayor significado en cuanto a la creación de una cultura que permita interpretar el paradigma vigente y lograr el desarrollo sustentable.
La solución se halla en concebir la formación sociohumanista a partir del modelo del profesional, que integre como un todo las posibilidades que brindan las ciencias sociales, naturales y exactas, así como las técnicas, desde enfoques interdisciplinarios y a lo largo de todo el proceso de formación profesional.
La formación sociohumanista es parte del desarrollo de la personalidad, por lo que no puede estar separada ni simplemente añadida al modelo del profesional, sino que es parte intrínseca del desarrollo de valores.